jueves, 13 de octubre de 2011

Laia Ferrer Vila (1997) - Violinista

Laia Ferrer Vila (1997) - Violinista
Entrevistada por J.-C. Martin
23-09-2011
Es muy bonito poder hacer que la gente sienta emociones a través de lo que haces.


¿Te acuerdas de la historia de Obelix?
Sí, de pequeño se cayó en la olla donde estaba la poción mágica.
¿A ti, no te pasó lo mismo, pero en una olla con música?
Sí, empezando por mis bisabuelos que eran músicos. Uno, Antonio, el padre de mi abuela, tocaba el violín, y el otro, creo que se llamaba Aubel… Mi abuelo Aureli tocaba siete instrumentos: el violín, la viola, el violoncello, la tenora, el saxo, el contrabajo y no sé si la batería o el clarinete. Mi abuela era cantante, su nombre artístico era Diana Gevrer. El padre de mi abuela era también músico en un circo. Y también mis padres: mi madre es cellista y mi padre es violista.
¡Menuda familia, como para no tocar algún instrumento! Tú tocas el violín, ¿también otro instrumento?



Como segundo instrumento, estoy dudando entre el saxofón, el piano y a veces me planteo tocar la trompeta.

¿Escuchas mucha música? ¿De qué tipo?
Sí, con mi padre escuchamos música clásica en el coche, pero también me gustan Rihanna, la Oreja de Van Gogh, cosas de ahora o cosas que gusten a todos como Light House Family. Escucho música por internet, o me la bajo con mi iPod.
¿Te gusta el jazz?
Sí. Conozco a Laura Simó, Carme Canelà que es también cantante catalana de jazz. Mi tío es músico de jazz, se llama Alberto Moreno, toca el piano y el bajo o la guitarra eléctrica.

¿Sueles ir a conciertos?
Sí, cuando tocan mis padres o mi tío Alberto. Anoche fui a ver el musical Los Miserables porque tocaba mi padre ahí.

¿Te gustó?
Sí, muy bonito, triste pero muy bonito. La puesta en escena era preciosa, también la ropa. No se notaba cuando se cambiaban porque atrás había una pantalla de video y proyectaban efectos muy buenos.
¿Conocías la historia antes?
No.
¿Fuiste al Liceu alguna vez a ver una ópera?
Sí, una vez fuimos con el colegio, pero más que ópera, obras donde tocaban mis padres.
¿En qué tipo de formación te gustaría tocar?
En une orquestra sinfónica.



 ¿Hay una obra para violín que te guste en especial?
Ahora estoy tocando una obra que me gusta mucho, tanto que me emociona, de Jean-Baptiste Accolaÿ, tiene mucha melodía, muchos cambios, es muy expresiva.

¿Algún concierto para violín?
Sí, la rapsodia nº 2 de Liszt, también la danza eslava, no sé si la 2 o la 6, de… Dvorak. Nombres así, me los quiero aprender porque mi padre se sabe muchos y yo le digo: ¿Cómo te puedes acordar de todo esto?, y quiero memorizarlos pero no se me quedan…
¿No te preocupes, tendrás tiempo de aprendértelos! ¿Te planteas tu futuro dentro del mundo de la música?
Sí.
¿Lo tienes claro?
Sí.
¿Desde cuándo?
Desde hace mucho tiempo. Siempre he dicho: “Voy a ser violinista”. Cuando eres pequeño, algunos dicen que quieren ser astronauta, pues yo siempre he dicho que quería ser violinista. Pero también me gusta la idea de ser psicóloga. Y para unir las dos cosas pienso que podría hacer pedagogía musical, o sino profesora de música. En todo caso, algo relacionado con la música.

¿Qué piensas que representa vivir con la música?
Te da muy buenas experiencias. No haces nunca lo mismo, siempre vas a sitios diferentes.
Es decir que la vida es como una aventura y no sabes nunca lo que te va a pasar.
Sí. Recuerdo que quería quedar con mis amigos en la fiesta Flaix que se hizo en el pueblo, pero en el último momento llamaron a mis padres para tocar y entonces no pudimos ir. O planear vacaciones y no poder ir porque en el último momento sale una actuación. No sabes nunca lo que puede pasar.
¿Y de pequeña, tenía esta impresión de imprevistos constantes?
No. Pensaba que era muy bonito poder hacer que la gente sintiera emociones a través de lo que haces. Me gustaba mucho también verlo.
¿A qué edad tocaste tu primer violín?
A los seis, pero tuve mi primer violín a los tres, me lo trajo mi tía Edurne que desde entonces es mi profesora de violín. Ahora tengo uno que era de mi padre  y que me regaló. Es bastante antiguo, creo que se lo regaló mi abuelo a mi padre.

¿Consigues distinguir la diferencia de sonido entre varios violines?
Sí.
¿Y sabes qué tipo de sonido más te gusta?
Todavía no mucho. Pero se nota cuando un violín suena más compacto, o más suave, cuando el sonido rebota más dentro de la caja.

¿Supongo que tienes amigos músicos?
Sí, muchos, de aquí y de fuera.
¿Hay clases de música en el instituto?
Bueno, sí, presto atención más por simpatía por el profesor que por otra cosa…
¿Sales con tus amigos del pueblo?
Sí, claro, el otro día fuimos a la Illa, en Barcelona.
¿Solos?
Sí.
¡Es decir que tus padres confían en ti!
Sí, creo que sí, depende también de las personas con quien voy.

¿Te gusta ir de tiendas, comprar ropa?
Sí, mucho, sobre todo accesorios.
¿Qué te gusta hacer cuando no estudias música?
Me gusta mucho la cerámica, voy a clase a la Masía, con Maqui Gallego. También hago tenis.
¿Dan muchos deberes en el instituto?
De momento no lo noto mucho, pero suelen poner bastante.
¿Cuántas horas a la semana te ocupa la música?
Hago una hora diaria de estudio en mi casa y en la escuela de música: instrumento, solfeo, orquestra, cant coral.


¿Te gusta cantar?
Mucho, creo que ya canto inconscientemente, y les digo a mis compañeros: “¡Si me pongo a cantar y te molesta, me los dices!”, porque he llegado a la conclusión que me gusta tanto cantar que no paro…
¿Qué tal el solfeo?
Bueno, repaso bastante porque me cuesta.
¿Hay algún músico que te guste más que otro?
Conozco a un director que se llama Joan Albert Amargos, y me gusta mucho como persona.

¿Y tú, qué tipo de persona eres?
Me definiría como una persona alegre, intento ser simpática, intento ayudar a mis amigos cuando lo necesitan, intento darles algún concejo que les pueda ir bien.
¿Algún defecto?
Pues que soy muy despistada. Me dicen: “Pagína 12, ejercicio 5” y yo pregunto: “¿Qué página me ha dicho?”. Sí, bastante despistada…
¿Qué les pides a tus amigos?
Que me entiendan y respecten mis gustos.
¿Te gusta vivir en Vallirana?
Sí, lo que pasa es que estamos un poco incomunicados con Barcelona. He vivido toda mi vida en Vallirana y me sigue gustando. A veces es un poco difícil vivir aislado, para ver mis amigos, por ejemplo, dependo de mis padres para bajar al pueblo.

Volviendo a la música, para ti ¿qué es la música?
La base de mi vida.
La música también te puede permitir viajar. ¿Te gusta viajar?
Mucho.
¿Cuál es el sitio que más te gustó visitar?
Nueva York. Fui el verano pasado con mis padres, mi tía. Nos encontramos con Joan Amargos. Mis padres fueron a tocar con Laura Simó, una producción que se llamaba Sueño Inmaterial, y me gustó mucho. Nos quedamos cinco días.

¿Hay un país que te gustaría visitar?
Sí, Suecia. Las montañas me atraen, me gusta el frío, me gusta taparme y sentirme cálida. Asocio Suecia con la nieve, las montañas, la vegetación. Antes también me hacía gracia visitar Australia. ¡Me encanta la variedad!
Una de las cosas que más les suele costar a los niños al momento de aprender a tocar un instrumento es la regularidad. ¿Qué consejos les darías para no dejarlo?
La paciencia. Para mi es así, porque yo a veces soy nerviosa y la música cuesta, no te sale a la primera. Haz de aprender a hacer solfeo, se necesita mucha paciencia para el solfeo…, tienes que tener paciencia para seguir estudiándolo. En general, lo que le cuesta a la gente es estudiar. ¡Piensan que ya tienen los deberes y encima tienen que estudiar la música! Por eso se necesita paciencia. A mí me pasa con el violín: “Esto me salía el otro día y hoy no me sale, ¿por qué?”. Paciencia, repetir, repetir, se necesita mucha paciencia y también voluntad para poder disfrutar después. Claro, la gente se lo toma como un extraescolar, que lo es, pero también puede ser una carrera, un futuro.





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